sábado, 2 de enero de 2016

Modest Mussorgsky “cuadros de una exposición
Era un hombre de familia noble y rica, vivía feliz en las inmensas tierras del dominio familiar de Karevo.
Nació el 28 de marzo de 1839; siendo muy pequeño su nodriza le sumergía noche tras noche en el mundo fantasmagórico de las leyendas eslavos. Este hecho hizo que ya de adulto, conservara una fascinación morbosa hacia todo lo colindante con lo sobrenatural; de ahí obras como “Cuadros de una exposición”  o “Una noche en el monte pelado”.
A los diez años pasó a San Petersburgo para estudiar en el colegio de San Pedro y San Pablo y después ingresó en la Academia Militar. A los diecisiete años era teniente.
Era un hombre muy elegante y refinado, con gran éxito entre las mujeres; hecho al cual no le sacó partido.
En los ratos libres que le dejaban los turnos de guardia se dedicaba a la música; era un excelente pianista y hacía ya sus pinitos como compositor. Un día se encontró con Dargomijsky un campeón de la música rusa, y a partir de entonces la música le conquistó total y definitivamente.
Abandonó la carrera militar y se puso a estudiar la teoría y reglas de la armonía.
Se añadió al grupo de los cinco, donde se exigía una música absoluta libre de todas las reglas tradicionales.
Al lado de Balakiref, César Cui, Borodin y Rimsky-Korsakoff, continuó la obra comenzada por Glinka de renovar la música nacional.
El decreto firmado en 1861 por el zar Alejandro II aboliendo la esclavitud obtuvo el aplauso de Mussorgsky, pero también supuso, como noble adinerado que era, su ruina. Al perder sus bienes, obtuvo un cargo de subalterno en la administración pública. Era un hombre enfermizo y borracho, falleció a la edad de 42 años en un hospital militar.
Esta obra “Cuadros de una exposición, decir antes que nada que Mussorgsky la compuso para piano; y fue Maurice Ravel quien la orquestó, la versión orquestada es la más conocida.
En principio se tituló “Suite Hartmann”,  en honor a un pintor amigo llamado Víctor Alexandrovich Hartmann, que murió a los 39 años, y como homenaje póstumo Mussorgsky hizo esta obra, poniendo música a la exposición que como homenaje póstumo se hizo también de parte de su obra pictórica.
Mussorgsky se recreó para componerlo en el propio visionado de la obra, yendo de cuadro en cuadro en la exposición, de ahí que el tema que se repite en los interludios sea el promenade (paseo).
Los cuadros de Hartmann que conformaban la exposición eran los siguientes:
Gnomos: un gnomo alargando con sus pasos torpes sus piernecillas torcidas con aullidos y convulsiones.
El viejo castillo: un castillo de la Edad Media ante el cual canta un trovador.
Tullerías: en la alameda de un jardín, algarabía de niños jugando.
Bidlo: una carreta polaca con dos enormes ruedas, enganchada a dos bueyes.
Ballet de los polluelos en sus cáscaras: imagen humorística de dos polluelos festivos.
Dos judíos polacos: uno rico y arrogante, y otro pobre y plañidero.
El mercado de Limoges: unas mujeres discutiendo animadamente en un mercado.
Catacumbas: se ve allí a Hartmann y dos sombras, visitando las catacumbas a la luz de una linterna.
La cabaña de Baba-Yaga: una cabaña sobre patas de gallina y con forma de reloj, donde vive esta bruja Baba-Yaga que destilaba filtros.
La gran puerta de Kiev: proyecto de construcción arquitectónica rusa, con cúpula en forma de casco.
Una obra de tonalidad lánguida, evocadora y nostálgica, esa nostalgia propia del romanticismo y que llevaba a la desesperación; pero una obra de gran belleza.
Fue adaptada y arreglada para el Rock, por un a de las bandas más relevantes e influyentes del género Emerson Lake & Palmer, que mantiene el mismo título; añade eso si el último teme del disco, creo recordar el corte 12, The nuctroker, que no es sino, una melodía arreglada de uno de los tres grandes Ballets de Tchaikovky concretamente el Cascanueces.
Recomiendo, que en los temas de música clásica es muy importante; ya que pueden variar diametralmente, una versión como no del mejor sello de clásica Deutsche Grammophon, con la Filarmónica de Berlín dirigida en esta ocasión por Claudio Abbado (esta está orquestada), tengo dos versiones más, una de harmony también bastante buena, pero me parece la primera superior a todas las que he oído.
La versión rock, también muy recomendable.

Rafael Rodríguez (que ustedes la disfruten)